Cuando vives el abuso, a veces creas un mundo paralelo

Me gustaría hablar un poco acerca de este tema que me parece muy interesante, desde mi experiencia y punto de vista.

Durante mi proceso de sanación, me he preguntado muchas veces ¿Por qué aguanté tantos años? ¿Por qué no me fui antes? y durante muchos meses, esas preguntas me dolían mucho, pero ahora puedo ver con claridad por qué fue así.

Soy una persona muy empática y como deben haber leído en otros blogs, somos el imán perfecto para los narcisistas porque queremos arreglar el mundo y somos soñadores, queremos que todo esté bien. Durante la época en que los abusadores nos hacen el bombardeo de amor o etapa de idealización, vemos que va todo perfecto, que es lo que siempre hemos soñado y empezamos a crear expectativas.

El problema es que nos metemos tanto en nuestro papel, que tomamos la responsabilidad de cosas que no nos corresponden, como arreglar la vida de otras personas, incluido el abusador para que todo corresponda a las expectativas que nos hemos creado.

Aquí empieza lo peligroso. Aguantamos tanto porque siempre queremos volver a la época del bombardeo de amor, donde nos ilusionamos con el abusador y hacemos todo lo posible para que todo sea como antes. TODO.

Ahí empieza lo del mundo paralelo. Creo que no soy la única a la que le pasó, pero te cuento cómo lo viví yo por si te sientes identificado.

1. Vives justificando

"Tal vez está enojado porque no tiene trabajo" "Si mañana llego más temprano todo va a estar bien" "Voy a dejar de trabajar para atenderlo mejor" "Debe ser que está muy cansado hoy" y muchas cosas más, para autoengañarte de que sólo es una mala racha, cuando muy en el fondo sabes que no es así.

2. Cuentas historias o sucesos que no son así o exagerados, para sentirte mejor.

Esta parte me da mucha vergüenza, pero empecé a decir unas cuantas mentiras por aquí y por allá para sentirme mejor con mi relación o porque a veces él me hacía creer que era sí, cuando no era cierto.

Por ejemplo, cuando hablaban acerca de los aniversarios o vacaciones o navidad y era mi turno de hablar, yo les decía que él me había dado un regalo cuando no era así (ya que yo lo había comprado, pues nunca tenía dinero) o les decía que íbamos a salir de viaje familiar, que habíamos ahorrado mucho para hacerlo (cuando en realidad, yo pagaba todo) o que hacíamos un buen equipo al cuidar de nuestros hijos (cuando yo hacía casi todo, a pesar de tener dos trabajos y el cuidado de la casa)

Todo esto se hace para mantener la imagen social de una familia unida o una pareja amorosa, además yo creía que diciéndolo era una forma de declararlo y que algún día se haría realidad. Cosa que no fue así.

3. Siempre estás esperando que algo cambie o mejore.

Corresponde al querer volver al bombardeo de amor donde te hizo creer que era una persona de bien y que te amaba realmente, nada de eso fue cierto.

Pasaba los días, los meses y los años esperando a que "Cuando tenga trabajo se va a sentir mejor" "Cuando le paguen más, me va a llevar a cenar" "Cuando ya no esté deprimido me va a hacer un cariñito"

Vivir esperando, no es vivir.

Y muchas cosas más.

Creo que gran parte de todo el dolor que sentimos al darnos cuenta que hemos sido abusados es el tiempo valioso que hemos "perdido" (que en realidad ha sido de aprendizaje) y el hecho de que el mundo paralelo en el que vivíamos no existe, la persona que nos "enamoró" no existe. Es un lobo con piel de oveja. 

¿Cómo volver a la realidad?

Ha sido muy duro para mí volver a la realidad. Creo que todos fuimos criados para esperar lo mejor de la vida y de las personas, que pueden cambiar, que hay que dar segundas y terceras oportunidades, pero la verdad es que en estos casos de abuso narcisista esto debe parar. Nunca van a cambiar.

Y darte cuenta de esto es muy muy duro. Es ver un mundo que te habías negado a ver. Es aceptar que el destino, el amor, la vida es muy diferente a lo que habías soñado.

A las personas empáticas nos cuesta mucho aceptar esto y generalmente soltamos las expectativas de nuestra relación narcisista y tomamos otras como reencontrarnos con un viejo amor o creer que va a venir una nueva pareja a rescatarnos de nuestro dolor. No es así, eso no va a pasar.

Nosotros somos los únicos que podemos salvarnos, si ponemos la esperanza en alguien más estaremos repitiendo el ciclo. 

Es dura la realidad, duele mucho, nos enfrenta a todo nuestro sistema de creencias, nos lleva a cambiar de hábitos, de amigos, de ideas y hasta de la concepción que teníamos de Dios. Pero vale la pena.

Sigo en el proceso y aunque hay días en que me gustaría montarme al mundo paralelo otra vez (Síndrome de Estocolmo doméstico, del que hablaremos más adelante) no voy a hacerlo.

Yo y tú somos suficientes para nosotros mismos.

Yo te creo, tú cree en ti y en el mundo real, sin expectativas, sin ataduras.

¿Tú también tenías un mundo paralelo? ¿Cómo lo viviste? Cuéntame en los comentarios.

-Amazona