Las últimas semanas he tenido muchos altibajos emocionales. Cada vez duran menos y los tomo como espacios para reflexionar, pero sigue siendo duro.
Uno de los sentimientos más difíciles de sentir es el de la injusticia, ese coraje porque tuvo que pasarnos a nosotros si somos buenas personas. ¿Qué no se supone que la vida premia a los que se portan bien?
Yo me porté muy bien, mejor que muchos y vean todo lo que me pasó.
Entiendo y me he perdonado mi responsabilidad en el asunto, era joven, inexperta y creía que mi amor podía cambiarlo todo. Me perdono. Pero aún no logro perdonar a la vida.
Me niego a perder mis esperanzas, mi sueño de una vida llena de amor, pero cada día que pasa me convenzo más que la vida es injusta per se y hay que aprender a disfrutarla así.
Las personas mueren en la flor de la juventud, otras sufrimos de abuso, los niños pequeños sufren enfermedades terminales, por más que hagamos siempre va a haber algo malo que pase y no podremos hacer nada.
No estoy siendo negativa, estoy siendo realista. No puedo andar culpando a la vida por lo que pasa y cómo me siento, yo tengo el control sobre eso, para eso voy a terapia, para eso vivo diariamente.
Estas semanas han sido las más duras, pero también las más reveladoras y las más felices.
Cuando he comprendido que la vida es injusta, he parado de esperar a que la vida me de la suerte lo que quiero y cómo lo quiero, tomo el control. Adiós pensamiento mágico.
No es la vida la que decide, soy yo.
Y seguimos en el camino hacia la sanación.
¿Cómo se han sentido estas semanas?
Tiene mucha razón, una tiene que decirle adiós al pensamiento mágico, y también tengo la esperanza de que toda ésta situación me servirá para madurar, para la evolución de mi espíritu, me llevo años perdonarme por caer, por no haberme dado cuenta o por no haber parado...en fin ahora le he dado la vuelta a la página ...
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