sábado, 31 de marzo de 2018

Las palabras de ánimo a veces no sirven



En este proceso de sanación, una de las cosas más duras a las que me he tenido que enfrentar es a contarle a la gente. Por un lado están los que no te creen y por otro, los que te quieren apoyar pero su forma de hacerlo (porque tal vez no conocen otra) es dando palabras de ánimo o cuestionando por qué no nos enfrentamos al abusador o por qué nos paralizamos de miedo a veces.
Las palabras de ánimo a veces no sirven.
Yo opté por comentarle a mis amigos cercanos: "No necesito consejos, sólo apoyo" y me ayudó mucho a minimizar los comentarios que buscaban animarme.
Es interesante cómo algunas personas buscan entender lo que pasó para saber cómo ayudarte, pero no es el punto. Si nosotros nos tardamos AÑOS en descubrir el abuso, es normal que otros no lo comprendan cuando se los contamos. No necesitan comprenderlo, simplemente necesitan querer acompañarnos, estar ahí apoyando nuestro duelo.
Busquen esos amigos que no necesitan comprender el abuso para apoyarte.
Al respecto, encontré este texto en facebook que queda muy bien al tema.
"Uno tiene que curarse primero. Te andan obligando a disfrutar el momento, a soltar lo que te hace mal, a dejarte fluir con las circunstancias y a entregarle todo al Universo para que suceda lo que convenga. Uno primero tiene que curarse. Dejen de mentirle a la gente rota que todos sabemos que a nadie deja de sangrarle la herida por poner las patas en el agua y acariciar al perro mientras se les agradece la existencia a las tostadas que comemos todas las mañanas. La gente pide magia para que no duela y entonces se lo cree, y después los ves por ahi sintiendo culpa por no tener los huevos necesarios para salir a bailar y reírse a carcajadas mientras acaba de enterrar en el medio del pecho al amor de su vida. Termínenla. La gente rota guarda pedazos de vida que necesita sanar. Necesitan abrazos que se acomoden como mantas capaces de apretarles bien los cuerpos hasta que dejen de supurar. Tienen que dejar de supurar. Tienen que sanar. Están lastimados, no son boludos.

No necesitan escuchar lo que hace rato están tratando de hacer y no pueden. A veces no se puede viejo, no se puede. Es que la vida a veces duele. Duele. La pérdidas, los desengaños, los desencuentros, los abandonos, las decepciones, los sueños frustrados, las promesas incumplidas... Duele. Todo eso duele. Entonces antes de meter las patas en el agua y sacarse una selfie acariciando al perro, tienen que sanar. Y para sanar hay que saber frenar. Mirar lo que nos sacudió el cuerpo y el bocho y frenar. Frenar para ver, para entender, para reconstruir y también muchas veces para terminar de destruir. Córtenla con esas boludeces de que el que no se anima no es valiente, agitando esa pseudo libertad que se supone hay que poner en marcha porque mañana puede ser que se termine el cuento. Dejen de molestar a la gente que está haciendo su duelo, que se está encontrando con su pena con su soledad y sus vacíos. Respeten. No sean mentirosos. Todos sabemos que a veces simplemente no se puede. No se puede. Esa gente se está sanando. Se está enfrentando a sus fantasmas y a sus tormentas porque para poder salir a bailar con la música a todo lo que da, primero hay que saber curarse. Eso es la vida. Asumirlo es el paso necesario para poder pararse cuando se pueda y como se pueda. No apuren a la gente. Dejen que se curen, carajo, Y después quizá si. Con menos dolor, con la herida ya sanada y con el cuerpo mas liviano, que pongan las patas donde las quieran poner , que cumplan esa cuenta pendiente por hacer, que llamen a quien tengan que llamar, perdonar a quien no pudieron perdonar y que si se les canta el culo le agradezcan al Universo y a las tostadas por todo lo que les da. Pero dejen que la gente se sane . Dejen que se curen, carajo" 

Lorena Pronsky.

¿Qué piensas al respecto de este texto? 

1 comentario:

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